PREVENCION DE ADICCIONES
prevención.
1. f. Acción y efecto de prevenir.
2. f. Preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo.
3. f. Provisión de mantenimiento o de otra cosa que sirve para un fin.
4. f. Concepto, por lo común desfavorable, que se tiene de alguien o algo.
5. f. Puesto de policía o vigilancia de un distrito, donde se lleva preventivamente a las personas que han cometido algún delito o falta.
6. f. Mil. Guardia del cuartel, que cela el orden y policía de la tropa.
Por eso, desde Piedra Viva hacemos un trabajo de prevención importante, sobre todo en los más jóvenes, para advertirles de los peligros que supone consumir drogas.
La prevención para no caer
en la adicción
Se define la prevención
del consumo de drogas como: «un conjunto de actuaciones que tienen el objetivo
de eliminar o modificar los factores de riesgo y a fomentar factores de
protección frente al consumo, o a otras conductas adictivas».
No existe un manual exacto
que asegure que si se siguen todos los pasos confirme que la persona no caerá
nunca en el mundo de las adicciones, porque no es una ciencia exacta y depende
de demasiados factores que no se pueden controlar. Sin embargo, si se pone
especial énfasis en algunos elementos se podrá realizar una prevención del
consumo de drogas.
Existen algunas pautas que
se pueden seguir para educar a los adolescentes y que ayudarán a prevenir el
consumo de drogas, por ejemplo:
1. Concienciación sobre
los riesgos de las drogas
Este es un trabajo
conjunto que ha de hacerse desde casa, escuela e instituciones de manera
conjunta. Dar un mensaje común advirtiendo de los peligros de las drogas,
aunque su consumo sea de manera esporádica.
2. Disponer de
herramientas emocionales
Puede parecer
insignificante y parecer que no tiene relación con las drogas, pero muchas
veces, las personas, se ven inmersas en el mundo de las drogas porque no saben
afrontar determinadas situaciones y quieren evadir la realidad. Si se disponen
de herramientas que ayuden a enfrentarse a situaciones duras, se podría evitar
que esa persona se inicie en el consumo de drogas.
3. Vivir y convivir dentro
de un buen ambiente.
Encontrarse en un entorno
familiar agradable, ayuda que el joven cuenta más cosas sobre lo que le sucede,
aumente la comunicación y puede ayudar a evitar una de las actitudes más
características de los adolescentes: el querer rebelarse.
4. Promover la
comunicación asertiva
Trabajar en que los
adolescentes tengan una comunicación asertiva. Consiste en tener una actitud
personal positiva a la hora de relacionarse con los demás. Destacar lo positivo
y evitar enfrentamientos. En este tipo de comunicación, también incluye el saber
decir que no. Este elemento es muy importante en los más jóvenes, que sienten
una gran presión de grupo y pueden llegar a hacer cosas que no quieren por
miedo a ser rechazados y a no ser aceptados en un grupo.
5. Tener hábitos de vida
saludables
Esto ayudará a promover
una conducta sana y alejada de sustancias psicoactivas. Ser conscientes de la
importancia de cuidarse para tener una buena salud física y mental. Fomentar
actividades de ocio saludables, por ejemplo, practicar algún deporte.
6. Identificar señales de
alarma
Servirá para que sea más
fácil reconocer a tiempo que alguien de tu alrededor tiene una adicción o un
principio de adicción. Cuanto antes se detecte mejor, porque será más sencillo
que esa persona deje atrás su adicción, ya que cuanto más tiempo pase más
dependiente será, habrá desarrollado más enfermedades relacionadas con la
adicción y el síndrome de abstinencia será peor cuanto más adicto sea.
7. Ser un buen ejemplo
Ser coherente con los
actos, que lo que hagas y lo que digas tenga relación, esté en armonía. Es
difícil evitar que un joven tome drogas si en su casa sí que consumen. Se ve
como una contradicción y como un ejemplo a seguir. Tampoco es aconsejable tener
una actitud que minimice el consumo de drogas, que le reste importancia y que
normalice su uso.
8. Conocer su entorno de
la persona joven
Muestra interés por lo que
le gusta, por conocer a sus amigos, su entorno en el ámbito escolar… Son
elementos que te ayudarán a entender mejor al adolescente y que permitirá una
mejoría y una fluidez en la comunicación entre ambos. En el caso que tenga algún
problema o le preocupe algo, será más probable que lo exteriorice y te lo
cuente.
9. No ser una persona
sobreprotectora
No es factible
sobreproteger a un adolescente porque el efecto que provocará será el
contrario. Lo mejor es ayudarle a desarrollar un sentido crítico para que él
pueda enfrentarse a las situaciones. Eso sí, siempre con tu apoyo.
10. Poner límites
Como hemos comentado
anteriormente, no hay que sobreprotegerlos porque puede generar consecuencias
negativas en el desarrollo del adolescente. Ahora bien, es importante poner
límites y establecer ciertas normas. Hay que encontrar el punto intermedio entre
sobreprotegerlos y dejar que hagan lo que quieran siempre. Darles la confianza
para que sean los jóvenes quienes decidan, pero a la misma vez tenerlos
controlados.
La importancia del
tratamiento de adicciones
La prevención del consumo
de droga es la mejor estrategia, pero si por desgracia la persona ya es adicta,
en Intastur, centro de tratamiento de adicciones le podemos ayudar.
Contamos con los mejores
terapeutas de adicciones que establecerán el tratamiento que mejor convenga a
cada caso. Además, trabajamos con grupos reducidos para poder ofrecer un
tratamiento y una atención más personalizada. No dudes en contactar con nosotros
si necesitas recuperar el control de tu vida, o la de alguien de tu alrededor.
Proporcionamos apoyo y
asesoramiento a los pacientes y a sus familiares. Acompañamos en el proceso
conjunto de la desintoxicación y la deshabituación, hasta lograr alcanzar la
abstinencia total del paciente y la recuperación de su calidad de vida.
Ponte en contacto con
nosotros y te ayudaremos a superar la adicción con o sin sustancia.
Orientación sobre las
adicciones y su prevención
Una de las mayores
preocupaciones como padres cuando nuestros hijos se acercan a la adolescencia
es el riesgo de inicio del consumo de drogas legales e ilegales.
En esta etapa hay una
mayor interacción social con su entorno, esto favorece que comiencen a
establecerse vínculos más fuertes con los amigos y compañeros, que le llevan a
tener otras figuras que se constituyan en guías de sus acciones.
Los estudios actuales
indican que el inicio del consumo es entre los 12-13 años. El inicio o vía de
entrada suele ser el alcohol y el tabaco, posteriormente la progresión
observada es hacia marihuana y la cocaína en muchos casos, siendo esta
progresión mayor cuanto más precoz es el consumo.
Se han propuesto varias
explicaciones para esta progresión en el consumo: pacientes con historia
familiar de consumo, herramienta que utiliza el adolescente para
"encajar" con un grupo de iguales, o para mejorar su nivel de
socialización al permitir cierta desinhibición, o en algunos casos como recurso
para adaptarse a situaciones nuevas, o difíciles vividas por el adolescente
como son rupturas de pareja, separación de padres, adaptación a nueva
institución escolar, cambio de vivienda, etc.
Además de ello, un gran
número de investigaciones científicas demuestra que el inicio precoz del
consumo de drogas ilícitas se asocia con un consumo problemático de la droga,
deterioro de la salud mental, adopción de conductas sexuales de riesgo y una mayor
probabilidad de desarrollar conductas delictivas.
Por lo tanto, nuestros
adolescentes deben aprender a tomar decisiones en relación con las drogas y a
su alta disponibilidad en nuestra sociedad, eligiendo entre la abstinencia o el
consumo de las mismas y deben estar informados sobre las consecuencias y los
efectos que conlleva su consumo, en una etapa vital tan crítica como la
adolescencia, donde se está formando la personalidad de ese individuo.
Puntos fundamentales para
la prevención del consumo en adolescentes
El período de mayor riesgo
de inicio en el consumo de drogas ocurre en la adolescencia mediana a tardía (a
partir de los 15 años de edad), por lo que esta etapa entre los 11 y 14 años es
clave para tomar acciones preventivas y evitar que tu hijo experimente con
drogas.
Los factores de riesgo
(fracaso académico, problemas familiares, baja autoestima, comorbilidad con
otros trastornos psiquiátricos), el tiempo de ocio, la socialización con la
familia, amigos, escuela, son de vital importancia, y deben ser conocidos por educadores,
padres y profesionales para poder ser capaces de hacer intervenciones
preventivas que pueden proporcionar recursos para mejorar los niveles de los
factores de protección de los jóvenes.
Entre las medidas que los
padres pueden implementar para prevenir el consumo de drogas en los hijos se
encuentran:
1. Fomentar la autoestima
Desde la infancia los
padres deben estar atentos a la forma en que se desarrolla la autoestima de sus
hijos. Es importante acompañarlos, quererlos, entenderlos y en todo momento
comunicarse con ellos.
Hay que adoptar medidas
que estimulen que el niño tenga un buen concepto de sí mismo, lo que es un
factor que tiene un gran impacto en la autoestima.
Un joven con una buena
imagen de sí mismo y una buena sensación de autovalor tiene menos riesgos de
recurrir a las drogas, mientras que una baja autoestima por factores como un
bajo rendimiento escolar, es una causa que lleva a muchos jóvenes a la adicción.
2. Mantener una buena
comunicación
Mantener un buen canal de
comunicación con los padres es una forma de reducir el miedo y la incertidumbre
de los hijos frente a todos los cambios que ocurren en su cuerpo y en su mente
en la adolescencia.
El diálogo constante entre
padres e hijos es fundamental, pero también lo es el control parental en esta
etapa de la vida del adolescente. Aunque los hijos suelen rehuir de los padres,
el diálogo debe favorecer un entendimiento entre las partes para saber qué está
haciendo el hijo en cada momento.
Los padres extremadamente
autoritarios o exigentes pueden generar tensión en la relación que lleve a su
hijo a buscar apoyo o consejo en terceros, lo que no siempre es conveniente.
3. Estimular que tengan
una conducta responsable
Es muy importante aportar
valores. Tanto la escuela como la familia deben enseñar e inculcar unos valores
que el adolescente debe crear como propios.
Cuando los adolescentes
han aprendido a respetar los límites y las normas impuestas por sus padres,
tienen un modelo de conducta a seguir y una conducta más responsable.
Por lo general uno de los
límites se refiere al uso de sustancias que pueden hacerles daño, como es el
caso de las drogas, el cigarrillo y el alcohol.
4. Conocer las actividades
que realiza tu hijo y fomentar actividades de ocio
Si bien en esta etapa los
adolescentes tienen muchas actividades fuera del hogar, es necesario que
tengamos conocimiento del entorno del adolescente. No hace falta ejercer un
control exhaustivo sobre los hijos, pero debemos saber quiénes son sus amigos, los
lugares que frecuencia, sus actividades porque no sabemos de qué manera pueden
llegar los malos hábitos y costumbres en su vida. Crear buenas relaciones entre
el grupo de iguales, familia y colegio es fundamental también para detectar
problemas.
Fomentar actividades de
ocio tanto entre padres e hijos como entre hermanos y amigos, es importante
para crear hábitos de ocio que fomenten el deporte y la práctica de diversas
actividades. Con ello se mantienen ocupados y adquieren rutinas estables.
5. Hablar sobre las drogas
En ocasiones este puede
ser un tema difícil de tratar, pero hay que hacerlo lo antes posible.
El adolescente necesita de
una total información sobre el tabaco y otras drogas desde el colegio o el
instituto y desde casa. Es la sociedad en general quien debe también educar e
informar sobre los peligros que suponen el uso repetitivo de estos hábitos.
El mejor momento para
hablar de este tema es cuando tu hijo hace alguna pregunta. Sin embargo, se
debe aprovechar cualquier oportunidad para plantear el tema y hablar
abiertamente sobre ello.
En ocasiones puede haber
sesgos sobre los efectos de las sustancias, en un sentido o en otro. Por ello
es de gran relevancia proporcionar información correcta y tener siempre
presente que el objetivo de una persona es tener las suficientes habilidades para
enfrentarse adecuadamente a su entorno y tener una buena adaptación en el
mismo.
Las drogas traen graves
consecuencias tanto a la salud física como a la salud mental del individuo que
deben ser explicadas. Hay que hablar también sobre la posibilidad de que al
niño le ofrezcan drogas en la calle, en el colegio y que lo pueden hacer incluso
sus amigos. También es posible que se las ofrezca un extraño sin decirle que se
trata de una droga, por lo que hay que reforzar los cuidados frente a la
interacción con personas extrañas.
Y por último es vital
ponerse en contacto con profesionales ante la sospecha o confirmación del
consumo de cualquier droga, para valorar la situación de manera conjunta y
realizar una intervención precoz.
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) una adicción es una enfermedad física y
psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia,
actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en
los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.
Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de
descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad.
La adicción es una
enfermedad crónica y recurrente que se caracteriza por la búsqueda y el consumo
compulsivo de drogas, a pesar de sus consecuencias nocivas.
Se considera una
enfermedad que afecta al cerebro porque las drogas modifican su estructura y
funcionamiento afectando al sistema de gratificación.
Ciertos hábitos de
conducta aparentemente inofensivos también pueden convertirse en adictivos e
interferir gravemente en la vida cotidiana ( familiar, laboral, social ) Estas
adicciones comportamentales conllevan los componentes fundamentales de los trastornos
adictivos, como son la falta de control y la dependencia.
¿Cómo podemos prevenirlas?
Cómo puedo prevenir las
adicciones
La prevención de
adicciones es el conjunto de actuaciones frente al consumo de drogas o a otras
conductas adictivas encaminadas a:
Fomentar factores de
protección
Eliminar o modificar los
factores de riesgo
La finalidad que persigue
la prevención de las adicciones es:
Evitar que se produzca el
consumo o conducta adictiva
Retrasar la edad de
inicio
Evitar que se convierta en
un problema para la persona o para su entorno social
Se desarrollan programas
de prevención de drogodependencias y de otros trastornos adictivos en
diferentes ámbitos:
Educativo
Familiar
Comunitario
De ocio y tiempo libre
Los programas tienen como
objetivo cambiar de manera favorable el balance entre los factores de riesgo y
los de protección frente a las adicciones en las familias, escuelas y
comunidades.
Prevención en la comunidad
Prevención en la comunidad
La prevención comunitaria
promueve la capacitación y el fortalecimiento de la comunidad a través de las
personas que la integran, favoreciendo su implicación en la transformación de
aquellos aspectos ambientales que afectan a la salud individual y colectiva.
El Plan de Formación en Prevención Comunitaria de las
Drogodependencias "Actúa" persigue la finalidad de capacitar a los
mediadores sociales para poder ejercer su rol preventivo de forma efectiva con
los diferentes colectivos con los que trabajan.
ACTÚA Formación en
prevención comunitaria
Actualmente el programa no
está vigente, mientras se prepara la edición revisada y actualizada del mismo
para próximos cursos.
Se trata de un Plan de
Formación en Prevención universal y
selectiva para dotar a los mediadores sociales de conocimientos y habilidades que les permita:
Potenciar los factores de
protección
Disminuir los factores de
riesgo
ante los problemas
relacionados con las drogas a los que se exponen los grupos y personas que
conforman la población destinataria final, de manera que se incremente la
efectividad de las actuaciones
preventivas comunitarias.
Se dirige, entre otros, a:
Personal sanitario,
Personal de Servicios
Sociales
Policías locales
Profesionales y
voluntarios que trabajan con menores en riesgo o vinculados a entidades de
iniciativa social
Alumnos universitarios que
cursan especialidades con responsabilidad en la salud física, psíquica y social
de las personas
La formación tiene una
duración de 12 horas y se lleva a cabo por profesionales especializados en
prevención de drogodependencias y da prioridad al conocimiento activo.
Se combina la presentación
o recopilación de información teórica basada en la evidencia con el análisis de
la experiencia de las personas participantes: problemas relacionados con las
drogas en su entorno inmediato y reflexión sobre cuál puede ser su función
mediadora.
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