SALUD MENTAL Y ADICCIONES


 
Job 5.11 (Biblia Martin Nieto)

rehabilita a los hundidos, restituye a los afligidos en la dicha.



TRATAMIENTO DE LOS PROBLEMAS DE CONSUMO DE SUSTANCIAS Y PROBLEMAS DE SALUD MENTAL

3 Juan. 1:2 TLA-D 

Amado hermano, le pido a Dios que te encuentres muy bien, y también le pido que te vaya bien en todo lo que hagas, y que tengas buena salud.


Es mejor tratar el problema de salud mental y el problema de consumo de sustancias al mismo tiempo. Si no recibe tratamiento, un problema puede empeorar el otro. Si usted trata solamente un problema, es posible que el tratamiento no sea tan eficaz. Cuando se tratan ambos problemas, usted tiene una mejor probabilidad de recuperarse completamente y menos riesgo de volver a las drogas o al alcohol.

El primer paso a menudo comprende la desintoxicación y la deshabituación. En este primer paso, usted no consume drogas ni alcohol para que su cuerpo pueda eliminarlos y liberarse de ellos. Es posible que tenga SÍNTOMAS DE ABISTINENCIA, de modo que la desintoxicación y la deshabituación suelen ocurrir mientras recibe atención médica. Si sus problemas son graves, tal vez necesite tratamiento en un hospital u otro establecimiento.

Después de la desintoxicación y la deshabituación se brindan terapia psicológica y, a veces, medicación. Muy probablemente asista a sesiones individuales y grupales de terapia para ambos problemas. También aprenderá sobre el alcohol y las drogas, el ejercicio y la alimentación saludable.

Un programa de recuperación como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos a menudo es parte del tratamiento y de la recuperación.

Diagnóstico dual, comorbilidad, trastornos concomintantes – uno de estos tres términos se utiliza a menudo para indicar que dos condiciones o patologías coexisten en la misma persona, por ejemplo un trastorno mental y un trastorno por consumo de sustancias. Muchas personas que sufren una adicción también tienen un problema de salud mental subyacente. Aunque una de estas condiciones puede exacerbar los síntomas de la otra, no hay pruebas de que una esté necesariamente causada por la otra.

Varios factores pueden explicar la coexistencia de trastornos por consumo de sustancias (TUS) y otros trastornos mentales:

  • Ciertos factores de riesgo pueden contribuir tanto a los TUS como a otros trastornos mentales. Algunas familias se ven más afectadas por ambos trastornos, lo que implica que ciertos genes pueden ser un factor de riesgo. Los factores ambientales, como el estrés o los traumas, pueden provocar cambios genéticos que se transmiten de generación en generación, lo que podría contribuir a la aparición de un trastorno mental o por consumo de sustancias.
  • Los trastornos mentales pueden contribuir al consumo de sustancias y a los TUS. Las personas que padecen un trastorno mental como depresión, ansiedad o trastorno de estrés postraumático son más propensas a consumir alcohol u otras drogas para aliviar sus síntomas (automedicación). Sin embargo, aunque estas sustancias pueden ayudar temporalmente, con el tiempo sólo empeoran las cosas.
  • El consumo de sustancias y los TUS pueden contribuir al desarrollo de otros trastornos mentales. El consumo de sustancias puede desencadenar cambios en la estructura y el funcionamiento del cerebro que hacen a las personas más propensas a desarrollar un trastorno mental.  

 Patologías crónicas

Los trastornos por consumo de sustancias y otros trastornos mentales son condiciones o patologías cerebrales crónicas. En otras palabras, cuando una persona tiene una adicción, el funcionamiento y la estructura del sistema cerebral se ven profundamente alterados. Estas complejas alteraciones conducen a una pérdida de control sobre el comportamiento, por lo que la adicción se describe como una enfermedad neurológica.

Las alteraciones cerebrales asociadas al consumo de sustancias se producen en las mismas zonas del cerebro afectadas por la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Por eso es frecuente la concurrencia de TUS y trastornos mentales.

Un periodo de riesgo: la adolescencia

La adolescencia se caracteriza con mayor frecuencia por un período de integración en el grupo de pares y un distanciamiento de la familia. También es una fase de curiosidad, de toma de riesgos y de desafío. Es durante este período que muchas personas se inician en el uso de sustancias psicoactivas lícitas o ilícitas, como el alcohol, el tabaco o el cannabis.

En este periodo, el cerebro es muy sensible al estrés y al impacto de las sustancias psicoactivas. Las investigaciones han demostrado que el cerebro de los adolescentes se encuentra en un estado único de transición y conformación que lo hace más vulnerable a los efectos neurotóxicos de las sustancias y a la aparición de enfermedades mentales. De hecho, el consumo regular de alcohol, tabaco y cannabis durante la adolescencia se asocia con una amplia gama de daños sanitarios y sociales, tanto a corto como a largo plazo.
Además, los patrones de consumo y las prácticas potencialmente adictivas de los adolescentes cambian constantemente. Los jóvenes recurren a nuevas drogas y nuevos comportamientos adictivos, como las drogas de síntesis (nuevas sustancias psicoactivas) y las adicciones a los videojuegos o a los juegos de azar y apuestas. Esta evolución plantea retos importantes, no sólo desde el punto de vista de la salud pública, sino también de la adaptación de los programas de prevención y tratamiento.

Relación con traumas

Por último, las personas que han sufrido traumas físicos o emocionales están mucho más expuestas a los trastornos por consumo de sustancias. En Estados Unidos, por ejemplo, uno de cada cinco veteranos de los conflictos de Irak y Afganistán declara padecer trastorno de estrés postraumático o depresión grave. Por último, los estudios sugieren que la mitad de los veteranos con diagnóstico de trastorno por estrés postraumático padecen también un problema concomitante de consumo de sustancias.

Un diagnóstico complicado

Los trastornos concomitantes son a veces difíciles de diagnosticar. Sus síntomas suelen ser complejos y pueden variar en gravedad. A menudo ocurre que las personas afectadas son ingresadas para recibir tratamiento por un trastorno, mientras que del otro ni siquiera se habla. Esto se debe a que los síntomas son muy similares y a menudo se solapan.
De hecho, los problemas de salud mental y los trastornos por consumo de sustancias (u otras adicciones) pueden tener componentes biológicos, psicológicos y sociales similares.
Los diagnósticos incompletos también pueden estar relacionados con una formación o un cribado inadecuados. Hay que insistir en la necesidad de contar con sistemas fiables, ya que las consecuencias de los trastornos concurrentes no diagnosticados, no tratados o tratados inadecuadamente pueden aumentar el riesgo de suicidio, encarcelamiento y exclusión social.

Tratamiento de las comorbilidades

Las investigaciones demuestran que los trastornos concurrentes deben tratarse al mismo tiempo. Para obtener los mejores resultados, se recomienda que las personas que sufren tanto una adicción como un problema de salud mental reciban un tratamiento integrado. Con estos tipos de tratamiento, los médicos y otros profesionales pueden abordar y tratar ambos trastornos al mismo tiempo. Esto suele traducirse en menores costes de tratamiento y mejores resultados para los pacientes.

¿Cuáles son las enfermedades mentales derivadas del alcoholismo?



Muchas veces confundimos el consumo excesivo de alcohol con el alcoholismo agudo. Nada más lejos de la realidad. El efecto del alcohol es tan devastador en el organismo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera un consumo excesivo la ingesta de 3 o más bebidas alcohólicas al día. 

Pues bien, dicho consumo ya se puede asociar directamente a numerosas enfermedades, tales como el aumento del riesgo de algunos cánceres, insomnio, agravamiento de la apnea del sueño, miocardiopatías, hipertensión arterial, hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis hepática, pancreatitis, debilidad muscular, mayor riesgo de infecciones, polineuropatía alcohólica (que produce acorchamiento y hormigueos en piernas), degeneración cerebelosa (que produce temblor e inestabilidad al caminar), síndrome de alcoholismo fetal, atrofia, reducción de la esperanza de vida hasta en 10 años y un interminable etcétera…

No obstante, se habla con menor frecuencia de las enfermedades mentales derivadas del alcoholismo. No hacemos alusión a los ya evidentes trastornos de conducta (agresividad, comportamiento inadaptado, conductas de riesgo, etc.), o a otros trastornos leves como las lagunas de memoria, estado de ánimo inestable, dificultades de coordinación y para hablar o problemas de atención.

El alcohol, un factor que activa y agrava las enfermedades mentales
Enfermedades mentales derivadas del alcoholismo más comunes

  • Trastorno de ansiedad 
  • Depresión mayor
  • Esquizofrenia alcohólica
De entre todos los trastornos psiquiátricos, la prevalencia más alta es la adicción al alcohol. Las últimas investigaciones han señalado que la incidencia de adicción alcohólica en esquizofrénicos es 4 veces más alta que en población general.
En este artículo por enfermedad mental nos referimos a patologías psiquiátricas comórbidas al consumo frecuente de alcohol (alcoholismo dual). Antes de hablar de ellas, debemos saber que el abuso de alcohol sirve tanto para activar enfermedades mentales latentes que aún no habían debutado como para agravar las ya existentes.
El alcohol no es un buen compañero de viaje y, por supuesto, en ningún caso forma parte de la solución a ninguna enfermedad, sino a su a agravamiento. Pero, por si fuera poco, es también el origen de otras patologías psiquiátricas muy recurrentes en personas alcohólicas. Hablamos concretamente de la depresión mayor, el trastorno de ansiedad y la esquizofrenia alcohólica.
La depresión es un malestar emocional íntimamente ligado con diferentes conductas de riesgo, como lo es el consumo de alcohol. La comorbilidad entre el alcoholismo y la depresión mayor es la patología dual más común en el campo de las adicciones a sustancias, con prevalencias de entre el 12 y el 80 %.
Diferenciar entre el diagnóstico de episodios depresivos inducidos y episodios depresivos primarios concurrentes al uso de sustancias es especialmente relevante para el manejo terapéutico. Pero la discusión no se reduce a si las personas que abusan del alcohol se deprimen debido al consumo o si el consumo se debe a la depresión. Es posible que consuman o se depriman por razones que no tengan que ver únicamente con estas dos variables. No obstante, el alcohol siempre complica la respuesta al tratamiento y empeora el pronóstico del paciente. 
La comorbilidad de trastornos de ansiedad y el abuso de alcohol es muy frecuente, oscilando su prevalencia entre el 18 % y el 37 %. Se puede dar diferentes casuísticas: que ambos trastornos sean primarios, que el trastorno de ansiedad puede ser secundario al consumo de drogas, o viceversa.
En cualquier caso, esta patología dual o estrecha relación entre el alcoholismo y los trastornos de ansiedad complica el tratamiento y empeora el pronóstico de los pacientes, lo cual incluye un mayor riesgo de suicidio
La esquizofrenia es sinónimo de trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera distorsionada, con un curso crónico y un cuadro clínico compuesto por elementos muy diversos. Por ello, el pronóstico de los pacientes esquizofrénicos puede ser excepcionalmente desfavorable, especialmente si la enfermedad es comórbida con algún otro trastorno psiquiátrico.

Las consecuencias son extraordinariamente perjudiciales. Esto es debido al hecho de que la adicción al alcohol lleva a una reducción de las funciones sociales y cognitivas, causa daño somático y, finalmente, puede causar incluso cuadros clínicos psicóticos muy similares a los de la esquizofrenia misma. 

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